Home

 

 

Problemas de espalda

18 de septiembre de 2012

Traducción: 25 de febrero de 2013

 

En el artículo "Experiencia con seres extraterrestres" he informado ya de que los seres mantis son muy buenos para trastocar nuestro sistema nervioso. Así ha sido realmente con todas las especies de alienígenas insectoides que he podido percibir hasta ahora. Seres insectoides que están esclavizados y controlados mentalmente están siendo movilizados para interferir con nuestro sistema nervioso. No obstante, quiero señalar que los seres insectoides sanados nunca harían eso. Tienen un chakra corazón y un alma, y por eso cuando están sanados se encuentran llenos de amor, como estarían también otros seres.

Seres insectoides esclavizados son movilizados para actuar contra nosotros. Normalmente se acomodan en algún punto de la columna vertebral. ¿Qué hacen allí? En primer lugar, causan dolores de espalda. Sin embargo, el objetivo no es tanto causar dolores de espalda como interferir con ciertos nervios situados entre las vértebras y que conducen a ciertas zonas del cuerpo. A su vez, esto afecta a un órgano o a una región corporal específica. Al mismo tiempo, el flujo de energía que circula por la columna entre la parte superior y la inferior del cuerpo queda significativamente interrumpido.

Si alguien ha tenido un problema de espalda desde los 20 años, entonces es perfectamente posible que tenga un alienígena insectoide alojado allí desde los 20 años. Cuando consigues arrancar al ser insectoide al sanarlo, se siente la diferencia inmediatamente, aun cuando la sanación completa de esa zona todavía requiera un tiempo.

Después de eliminar algunos seres insectoides de mis pacientes, finalmente llegué a la conclusión de que yo también podría estar siendo perjudicado por uno de ellos. Suele ocurrir que si crees que puedes rastrear el origen de tus problemas hasta una causa claramente identificable, te olvidas de que también podría haber una influencia alienígena. Pues bien, me pasó lo siguiente: en una ocasión tuve que transportar un objeto demasiado pesado para mí, que no estaba acostumbrado a realizar ese trabajo. En consecuencia, cada vez tenía más molestias de espalda, lo que significaba que tenía que moverme con cuidado, o de lo contrario sentía dolor.

Afortunadamente, tenemos aquí a un buen quiropráctico americano, que ruidosamente devolvió mis vértebras a las posiciones correctas. Aquello me ayudó mucho, pero semanas más tarde, observé cada vez con mayor claridad que algo no iba bien en mi espalda. Me dolía la parte baja de las costillas, y la zona próxima al diafragma estaba muy tensa. Cuando me tumbaba de lado sobre la cama, notaba que algo no encajaba bien, y un dolor sordo iba apoderándose de mí. Pensé en volver al quiropráctico pero, afortunadamente, cuando todavía estaba recostado, tuve la idea de que mi problema podría estar originado por un ser insectoide. Pues bien, la respuesta afirmativa no tardó en aparecer, a través de un flujo de energía. Sané al ser insectoide y mi problema desapareció. Ahora podía darme la vuelta como quisiera sin dolor. En los siguientes tres o cuatro días toda la zona todavía estuvo recuperando su configuración normal. De vez en cuando sentía alguna tensión, cierta presión y ligeros dolores, pero fui mejorando progresivamente.

Los seres insectoides pueden acoplarse a cualquier lugar, pero parecen preferir los huesos, pues parece ser que allí pueden agarrarse mejor. La columna parece ser su lugar favorito. En las cervicales pueden manipular muchas fibras nerviosas; a través de los nervios, tensan los músculos del cuello, y eso provoca dolores de cabeza. Los dolores de cabeza crónicos pueden ser un indicador de que hay un ser insectoide. También pueden fijarse en la mandíbula, y causar tensiones en ella, así como el bruxismo, que puede dar lugar a la abrasión de los dientes.

Desafortunadamente, no todo el mundo puede expulsar y sanar a los seres insectoides. Para ello se necesita una conexión operativa entre el corazón y el alma, para que el insecto pueda encontrar de nuevo el camino a su propia alma. Quien todavía no sea capaz de hacerlo por sí mismo, necesita a alguien con la capacidad de sanar. Un consejo importante para el sanador: parece haber una práctica de magia negra para enviar seres insectoides a la espalda de la víctima. Posiblemente, de ahí viene también el lumbago. Al hacer esta sanación, debes asegurarte también de deshacer la magia negra.


 

 

 

 

arriba